
Farrokh Bulsara. Creo que el nombre no le suena a nadie. Pero si digo Freddie Mercury, la cosa cambia. Freddie era un artista completísimo. Un dibujante de lujo, un tremendo diseñador de moda, cantante de rock and roll, de ópera, de música hindú... ése si que es artista. En lo que hacía era bueno, ejemplo de eso son sus dibujos de Jimi Hendrix, sus excelentes trajes para mujeres... y está demás decir los grandes discos al mando de Queen. En especial uno: el último con Freddie vivo, el soberbio Innuendo, un álbum solemne, como pocos en la historia, y como casi ninguno en su década, al inicio de los ´90. Un disco que no me cansaré jamás de escuchar, con la calidad de una banda que se superó a sí mismo. También grabó un disco de ópera (Barcelona, 1988) con Montserrat Caballé, una de las mejores sopranos del mundo. Pero no es eso lo que yo destaco de Freddie. Lo que más me impacta era el cómo vivió su vida, a concho. Disfrutó cada momento como ´si fuese el último. La disfrutó, es uno de los pocos que entendió realmente el significado de la vida, el significado de vivir. No dejar nada para mañana, disfrutar ahora. Claro tenía los medios para hacerlo, pero yo no considero eso una excusa para no disfrutar. Quiero ser como Freddie, quiero vivir sin pensar en lo que viene, si no vivir el minuto, gozar, con los amigos, la familia, leyendo, escuchando música, yendo al teatro, al cine... No quiero proyectarme sin estar contento primero. Es una esencia, es vida.


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